• La calidad y cantidad de la infraestructura de una sociedad es fundamental para la prosperidad y el bienestar ya que afectan tanto la calidad de la vida cotidiana y la salud de la población (como en la infraestructura de agua y saneamiento) como las condiciones bajo las que se desarrolla la actividad productiva: es impensable un proceso de desarrollo sostenible sin inversiones en caminos y autopistas, telefonía, aeropuertos y puertos, represas hidroeléctricas y otros sectores.
• El crecimiento económico de los últimos 5 años no fue suficientemente acompañado por inversiones en infraestructura: se utilizó capacidad instalada sin reponer el capital. Esta falta de inversión sumada al crecimiento de los volúmenes de comercio exterior ha generado diversos cuellos de botella a lo largo del país.
• Mejorar la calidad y la cantidad de infraestructura requiere una combinación adecuada de incentivos, marcos regulatorios e instancias de planificación y coordinación territorial y sectorial. Es imperativo crear un marco institucional que promueva reglas de juego claras y previsibles que garanticen la equidad para todos los actores involucrados.
• La estrategia nacional deberá apuntar a cinco ejes: (1) asegurar la capacidad y calidad de servicios en los nodos clave de la logística nacional; (2) promover la eficiencia del transporte interno de cargas; (3) facilitar el transporte terrestre, los pasos de frontera y los corredores de integración; (4) brindar apoyo a PyMEs y operadores logísticos; y (5) agilizar los procesos de documentación e inspección del comercio exterior.
Situación actual
El diagnóstico en el sector de infraestructura en la Argentina plantea desafíos que requieren restablecer las instituciones regulatorias, recomponer las señales de precios, atraer a la inversión privada y resolver desbalances estructurales y de corto plazo.
La falta de expansión en la oferta de infraestructura, en conjunto con el crecimiento de los volúmenes de comercio exterior, ha generado diversos cuellos de botella a lo largo del país.
Se destacan la congestión en el hub de productos agrícolas alrededor de Rosario, la congestión en el flujo de contenedores alrededor de la Región Metropolitana de Buenos Aires, la escasa participación del ferrocarril de cargas, las demoras en el transporte carretero internacional y el escaso desarrollo del transporte multimodal. Asimismo, debe ponerse atención a los elevados costos logísticos, en especial en la región Noroeste del país (NOA). Se observa una alta incidencia de la siniestralidad vial, que ocasiona 7.000 muertos por año y pérdidas que ascienden a 5.000 millones de dólares por año.
La situación del Ferrocarril Belgrano Cargas está estrechamente ligada a la problemática de competitividad del NOA. Los frecuentes cambios en su estructura, sumados a deficiencias en la gestión y operación, han generado fuertes caídas en los volúmenes de carga. Hoy en día el Belgrano Cargas registra densidades de tráficos muy bajas en comparación con otros ferrocarriles del país y de la región (828 millones de toneladas por km, contra un promedio de 2.572.6 ).
Las terminales de contenedores del área metropolitana de Buenos Aires son el principal puerto de entrada y salida de containers del país. En un contexto regional de pérdida de participación ante el Puerto de Montevideo y terminales del sur de Brasil, es necesario analizar opciones viables para dar una solución a los desafíos que enfrenta este nodo.
Sale a luz la ausencia de políticas que alienten la utilización de las vías fluviales. La falta de integración del Sistema Fluvial de la Cuenca del Plata y la actualmente deficiente logística atentan contra la utilización del medio de transporte con menor costo de flete, mayor capacidad de carga y menor impacto ambiental.
Respecto a las redes de agua y saneamiento, el país exhibe una cobertura insuficiente de conexiones domiciliarias a cloacas para su nivel socio económico. Se estima que este porcentaje es de apenas un 58% , por debajo del valor promedio de 65% para Latinoamérica y muy alejado de los países desarrollados. Este problema es especialmente agudo en las zonas marginales del Gran Buenos Aires, con graves consecuencias en términos de salud e higiene. La política de subsidios ha generado evidentes distorsiones en las tarifas, que no sólo desincentivan la inversión privada sino que van en detrimento de una distribución equitativa del ingreso: usuarios de altos ingresos pueden pagar tan sólo $11 por mes por consumo ilimitado de agua, que incluye el uso para piletas de natación y de riego de parques y jardines.
Ejes de un plan federal
El mejoramiento de la calidad y de la cantidad de la infraestructura de una sociedad no sólo es fundamental para la prosperidad y el bienestar, sino también un reto significativo de política pública. Tanto las condiciones bajo las que se desarrolla la actividad productiva, como aquellas que determinan la calidad de la vida cotidiana de la población se encuentran afectadas de una manera fundamental por el estado de los servicios básicos.
La infraestructura contribuye positivamente a estimular la productividad, la inversión privada y el crecimiento económico. Es impensable un proceso de desarrollo estable y sostenido sin el acompañamiento de inversiones en caminos y autopistas, telefonía, aeropuertos y puertos, represas hidroeléctricas, entre otros. Estas inversiones pueden brindar nuevas oportunidades para generar riqueza o, si no se realizan, pueden disminuir considerablemente (debido a congestionamiento y externalidades) la productividad de otros factores como la tierra, el capital físico y el capital humano.
La existencia de una red eficiente de transporte y una amplia gama de servicios logísticos capaces de sostener el crecimiento de la demanda del sector externo son una condición necesaria. Los tres grandes circuitos del comercio exterior en los próximos años serán los granos y las oleaginosas, las cargas generales transportadas en contenedores y el comercio regional a través de los pasos de frontera. La estrategia logística nacional debe tener como objetivos básicos evitar que los mayores volúmenes del comercio exterior deterioren la calidad de los servicios e incrementen los costos logísticos y resolver los aspectos más débiles que hoy presenta la cadena logística. Por último, cabe destacar que, para incrementar la competitividad no debe sólo atenderse a la eficiencia de los procesos logísticos de las exportaciones, sino de los movimientos a lo largo de toda la cadena de valor.
Agenda de trabajo
Mejorar tanto la calidad como la cantidad de infraestructura en la región representa un reto que requiere una combinación adecuada de incentivos, marcos regulatorios, e instancias de planificación y coordinación territorial y sectorial. La intervención en infraestructura puede tomar esencialmente tres formas: provisión de nueva infraestructura, mantenimiento de la infraestructura existente o políticas dirigidas a la administración de su uso. Es imperativo crear un marco institucional que promueva reglas de juego claras y previsibles que garanticen la equidad para todos los actores involucrados.
En función de los objetivos preestablecidos, se sugiere una estrategia nacional basada en cinco pilares: (1) asegurar la capacidad y calidad de servicios en los nodos clave de la logística nacional; (2) promover la eficiencia del transporte interno de cargas; (3) facilitar el transporte terrestre, los pasos de frontera y los corredores de integración; (4) brindar apoyo a PyMEs y operadores logísticos; y (5) agilizar los procesos de documentación e inspección del comercio exterior.
Debe mejorarse la capacidad y eficiencia operativa de los hubs de graneles alrededor de Rosario y de contenedores en las terminales portuarias alrededor de Buenos Aires. Se debe procurar derivar una mayor proporción del transporte de granos y oleaginosas al ferrocarril.
Respecto al sistema portuario, se deben desarrollar obras de infraestructura acompañadas por mejoras sensibles en el aspecto regulatorio y ajustes en las prácticas operativas de los actores públicos y privados. Se requiere una estrategia clara y de planificación coordinada entre las terminales de Puerto Nuevo, Dock Sud y Zárate. La profundización de la vía navegable de Santa Fe al Océano es de suma importancia para descongestionar ambos cuellos de botella, ya que permitirá el acceso de buques de mayores dimensiones. Desde un aspecto técnico, es necesaria la realización de obras físicas para mejorar la navegabilidad de las vías fluviales: dragado, balizamiento y zonas de operación y espera.
Para reducir las graves consecuencias de la siniestralidad vial y para aliviar los problemas de tráfico ocasionados por la alta concentración del transporte en camiones (80% del transporte de cargas), se debe avanzar en la construcción de una red de autopistas.
En el transporte ferroviario de cargas es necesario brindar a los concesionarios el clima de inversión adecuado para expandir la capacidad y calidad de su servicio. Se requieren importantes inversiones tanto en maquinaria como en la red vial. La recuperación del FC Belgrano Cargas es imperativa. El ferrocarril podría tener además un rol relevante en reducir la presión sobre los pasos de frontera carreteros, particularmente en el cruce de la cordillera (Paso Cristo Redentor).
Debe brindarse apoyo a las PyMEs para la gestión eficiente de sus cadenas logísticas. Hay que consolidar el desarrollo de intermediarios y operadores logísticos mediante apoyo a la difusión de buenas prácticas.
Finalmente, sería oportuno modernizar los procesos de documentación del comercio exterior, especialmente en los puertos. Una buena solución es propiciar un sistema común de información de la comunidad portuaria. Se evitaría la presentación de documentación física y, de esta forma, se reducirían tiempos y se agilizaría el flujo de mercadería y vehículos. Hay que estar atentos también a la alta proporción de contenedores que son objeto de revisión en las inspecciones. Los controles deben cumplir su rol sin entorpecer la fluidez del comercio.
De la Fundación Pensar